IMAGEN DEL DÍA

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Mirando al horizonte... Utakata

sábado, 12 de junio de 2010

2. Capítulo.


Luna y la carta.


Era de madrugada en Timwood, el sol se alzaba por los cielos con su máximo esplendor iluminando aquella selva de cemento, con pintas de vegetación por cualquier lugar donde se mirara, los rayos de sol iluminaba más a una casa color naranja pastel, que quedaba ubicada en el centro del barrio. Esta casa quedaba separada de todas a un radio de cinco metros. Todas aparentemente eran iguales, pero la del centro era más ancha, además de tener cuatro tipos de árboles en las esquinas y un laguito de agua tan cristalina que se podría pensar que se hubiera caído un pedacito de cielo. La fuente de agua estaba rodeada de cosas como una espada, enterrada hasta la empuñadura, una roca blanca, una estatuilla de gnomo y un letrero en madera, donde con dificultad se leía: "C ID DO- ON- EL- P ZO.
Los ases de luz solar atravesaban el cristal de la pieza de una niña llamada Luna, la cual se acababa de levantar de su cama y la estaba tendiendo, pensando en las cosas que iba hacer para aprovechar el poquito tiempo que le quedaba para empezar sus estudios de tercero de bachillerato, (Prácticamente una semana). Mientras elucubraba, escuchó un pequeño pitido que al instante reconoció que era el timbre de su casa, tendió velozmente su cama para ir abrir la puerta. Bajó rápido las escaleras...
-Hija ve a ver quien es- dijo su madre desde la cocina, preparando el desayuno.
Por un momento la paralizo un olor tan exquisito que provenía de donde se encontraba su madre, pero luego se acordó de la puerta y se fue abrirla. Al abrirla se encontró que en su buzón había un paquete, caminó hacia el buzón, viendo que al frente de su casa, en la casa de su vecina y amiga de la infancia, salía ella saludándola y luego recogió su encomienda que también tenía el mismo paquete de Luna. Al recogerlo, la amiga de Luna entró a la casa de ella y dejó la puerta abierta, a eso Luna le pareció muy extraño, ya que jamás en lo que llevaba de conocer a Kitty, ella nunca hubiera dejado abierta, por que dizque se le entraba el chiflón.
Luna recogió el paquete y miró que encima de esta tenia una carta, la abrió y leyó lo siguiente:
Aero Escoba
La mejor empresa de envíos de encomiendas, del otro reino.
Le ofrecemos servicios de transporte local o imperial, de cualquier tipo de paquete, a cualquier destino (No importa el peligro)*
Diligenciado a la joven Luna Morgan Richet, de padres Luís Morgan Granate y Elena Richet Pientor.
Firme aquí_____________________.
Al firmar la carta, esta de un pop desapareció dejándole en la mano un botón. Ella miró el botón, y a continuación se lo guardó en el bolsillo, antes de entrar a la casa con el paquete en mano, escuchó muy cerca a su oreja, casi como un susurro, una voz que le decía, que si necesitaba algún día el servicio, solamente tendría que arrojar el botón al suelo. A Luna, esto la asustó un poco, pero luego escuchó a su mamá Elena, que estaba en la cocina preparando el desayuno, desde allí le preguntó que quien había sido, Luna le respondió que era una persona preguntando una dirección, Luna mintió a su mamá...
Después de un rato observando el paquete, subió por las escaleras pero cuando ya iba en la mitad se devolvió por que le había pasado lo mismo que a su amiga Kitty. Ya en su cuarto y destapó el presente; lo primero que vio dentro del paquete fue otra carta, pero esta era mucho más diferente que la que había encontrado encima de el paquete cuando estaba recogiéndolo. La carta era de color oscuro, no era de papel, más bien como tela plastificada y con un sello rojo de parafina con letras grandes y en mayúsculas, OV, la cogió, la abrió y la leyó, lo que pudo leer ella fue, que ya había cumplido los trece años y que esa edad, era la necesaria para empezar a practicar la magia, eso la dejó un poco confundida por un buen tiempo como si se hubiera puesto a dar muchas vueltas y hubiera parado en seco, todo le daba vuelta, luego vio a su madre Elena, parada en la puerta.
-¿Puedo entrar?- preguntó Elena pegando con sus nudillos en la puerta.
-Claro mami- todavía estaba mareada.
-Ya abriste la encomienda- vio encima de la cama el paquete destapado y a su hija con la carta en las manos-Ah! ya veo que sí... muéstrame la carta reglamentaria- le dijo a Luna con tono gentil. Luna, estiró su brazo pasándole la carta a su madre.
Luna no entendía por que su madre supo lo del paquete, pero de todas maneras le gustó que la entendiera tan fácilmente.
Elena Piotrhu como si pudiera leerle la mente, le respondió a su hija que ella había echo lo mismo el día que recibió su encomienda.
-Ese día yo estaba desayunando tranquilamente hojuelas de maíz con leche y trozos de frutas, cuando de la chimenea de la casa de mi mamá, tu abuela- miró a Luna- cayó un paquete parecido a este, al leer mi carta entendí que era una persona con características especiales, a lo cual me sentía extrañamente feliz, mi mamá, la abuela Tata y mi tía, me dijeron que venía de un legado de brujas, magos, hechiceros y hechiceras poderosos, que han hecho cosas muy importantes para el mundo mágico. Otra cosa que me dijeron y que ya descubrí es que todas las mujeres de mi familia nacen con un don muy especial, que iras descubriendo poco a poco, al entender el significado de esta sortija –Sacó de su bolsillo un estuche dorado y se lo entregó a su hija. Al tenerlo en sus manos lo abrió, y se lo colocó, (La sortija era de plata con minúsculas incrustaciones de rubíes, que de lejos se veía escarchado con rosado, y en el centro de la sortija un corazón en relieve).
-Es muy lindo mami, gracias- abrazó a su mamá y le planto un beso en la mejilla.
-Era de tu tátara tatarabuela Doris Burthon, quien lo doble-hechizó para que pudiéramos descubrir nuestro don más rápido y además estuviéramos protegidas de maleficios y embrujos. Tu abuela Doris, pensó en todo.
Luna estaba maravillaba escuchando a su mamá, hablando de hechizos, maleficios, cosas que si hubiera dicho antes le hubiera parecido una locura.
-Hija no te había dicho nada antes por que es un augurio que tenemos en la familia, espero que me entiendas, es la tradición familiar, es muy importante y espero que tú hagas lo mismo- se lo dijo a Luna mirándola fijamente a los ojos y seria- También debes de pasar la sortija cuando tengas una hija mayor, si solo tienes hijos, dásela cuando tenga una niña y has que el se la dé a tu nieta cuando ella reciba su paquete. Si se rompe el ciclo la sortija se oxidará y se romperá.
Luego de explicarle todo acerca del origen mágico de Luna, Elena su mamá, sacó las demás cosas que traía el paquete con total delicadeza, entre esas cosas había un libro gordo de hechizos, otro de encantos y dos de pócimas. Además de un gorro de aprendiz y una bola de cristal.
La carta también decía que después de leerla, tendría que ir en cinco días y a las doce del medio día tenía que estar en el internado preparatorio de magia femenino Hortensia Valguez, que era uno de los mejores internados de magia y por supuesto, Luna no aguantaba las ganas de estar allá.

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